Esta crónica es un homenaje a los 41 mujeres y hombres que con tesón, ambición, paciencia, amistad, esfuerzo y coraje lograron abrir ua ruta nueva y de alta dificultad en el corazón del Erg Murzuq, en el Desierto del Sahara de Libia, uno de los lugares más hostiles y bellos del Mundo, en un recorrido increíble, inédito y fascinante. Enhorabuena a todos ¡¡¡
INICIO DE LA AVENTURA
Un año más Territori 4×4 afrontaba el reto más difícil de la temporada con su viaje a Libia, esta vez con un record de asistencia, 26 4×4 participantes, que nos obligaba a ser mucho más incisivos en nuestra organización para compensar toda la confianza y cariño que tantas personas nos depositaban. Además tuvimos el honor de que el grupo Correcaminos Team fueran compañeros de viaje las primeras y últimas jornadas hasta que su intrépido y novedoso track hizo que nos separásemos en la Hamada de Zener y no nos volviéramos a ver hasta Zwarah, eso sí pendientes permanentemente con los Turayas los unos con los otros, por si teníamos que ayudarnos.
Por todo ello, Territori 4×4 dispuso para este gran viaje un gran equipo: 3 guías expertos en llevar grupos por el Sahara, el mejor guía libio para cruzar el Murzuq, 2 coches de asistencia libia, 3 mecánicos y un equipo sanitario, compuesto por 2 personas, para cualquier posible eventualidad, que afortunadamente no tuvimos.
Antes de iniciar el viaje, las autoridades libias prohibieron a todos los turistas el acceso a varios puntos del país, lugares por los que nuestra ruta pasaba, entre ellos el Akakus, Ghat, Al Waynat y el volcán Waw Namous.
Para dar más emoción, la compañía naviera entre Túnez y Marsella, suspendió una semana antes el trayecto del día que teníamos previsto volver, lo que nos obligó a adelantar una semana todo el recorrido, con el consiguiente lío logístico que eso suponía, pero con la buena voluntad de todos los participantes y la inestimable colaboración de Fenek Raid, no representó ningún problema y el VII Raid Libia Aventura 2008, zarpó por fin de Marsella el día 11 de octubre del 2008.
El día 12 de octubre, se llegó al puerto de Túnez donde pasamos, sin ninguna incidencia, los controles aduaneros. Por autopista, llegamos a El Jem y tras comer a las puertas del anfiteatro, nos dirigimos a nuestro alojamiento “troglodita” de Matmata, donde cenamos, hicimos el primer “wisky brifing” (palabra asacada por nuestros buenos amigos “Indinimuniets” en el Libia del año pasado) y pasamos la noche.
A las 10 de la mañana estábamos en la frontera donde tras varias horas de tranquila espera, algún bocadillo, ni una gota de alcohol y bastante paciencia, nos permitió la entrada a Libia y poder saludar a nuestro equipo libio, que esta vez estaba compuesto por dos vehículos de asistencia y 7 personas, entre policías, guía, mecánico y conductores.
UN ERG ABWARI INÉDITO Y ESPECTACULAR
Entramos en Libia, ávidos por encontrar una estación de Servicio donde repostar nuestros vacíos depósitos, tras casi 100 kms de peregrinaje y ya en ruta rumbo a Nalut, encontramos el necesario líquido tan abundante en el subsuelo libio y tan escaso en sus gasolineras.
Un wpt nos dio las coordenadas de encuentro donde haríamos la primera acampada en la arena. Se confirma en el “wisky brifing” que el Akakus y el volcán siguen estando prohibidos y que tal y como se había anunciado, cambiábamos nuestros GPS a la bautizada por Manolo como la ruta de “contingencia”, es decir la deseada por la mayoría de participantes, totalmente inédita y mucho más difícil. Este nuevo itinerario tenía como objetivo cruzar el Erg Abwari en diagonal desde Derj al pueblo de Abwari, por los grandes cordones de dunas y obviando la clásica y más sencilla ruta que lleva a Serdeles (Al Waynat).
En Derj, última población antes de entrar en el Erg Abwari, repostamos e iniciamos una etapa de navegación siguiendo waypoints, los escenarios por los que transcurre son fantásticos y son tan amplios que permiten a los participantes disfrutar de la conducción en un océano de arena y hamadas donde no se ve más límite que el azul del cielo. A las 5 de la tarde la mayoría de coches han alcanzado al campamento base, situado en unas dunas al lado de un pozo con agua, pero un pequeño grupo de 8 vehículos no habían llegado en la hora de respeto que la Organización de Territori se da en las acampadas. Un equipo de rescate sale a las 6 de la tarde en busca de los coches que no han llegado. Tras 4 horas de ruta pisando waypoints, se produce el encuentro, una pista que estaba 500 metros antes del primer punto del gps despistó al pequeño grupo de 8 coches y los llevó a hacer una espectacular travesía por cañones, dunas, hamadas, que les fue tan emocionante y divertida que a lo mejor lo ponemos el próximo año como parte de la ruta.
Cenamos en ese punto de encuentro y sin sobresaltos siguiendo los wpts fijados por Territori 4×4 llegamos al campamento, donde el resto de participantes nos estaba esperando despiertos. Entre risas y comentarios por parte de unos y de otros, nos fuimos a nuestras tiendas y pasamos nuestra segunda noche de acampada en Libia.
En la hamada de Zener, uno de los Land Cruisers tiene problemas de embrague que nos obliga a evacuarle por una ruta de escape de más de 300 kms, para que sea reparado en el taller de nuestro mecánico libio.
Los 23 4×4 restantes se quedan con la moral a tope y la impaciencia por entrar en la historia y hacer un nuevo itinerario. El grupo pasó la noche delante del primer gran muro de arena del Abwari, una colosal cordillera de dunas de más de 100 mts de altura y que todos logramos cruzar utilizando todo el coraje, experiencia y sobre todo, toda la potencia de nuestros coches.
Habíamos entrado en el Erg Abwari y como entreno para todos los participantes, antes de iniciar el recorrido transversal inédito hasta el pueblo de Abwari, hicimos los primeros 4 cordones de dunas, divertidos y con un cierto grado de dificultad que permitió a todos los pilotos optimizar su conducción en este medio tan hostil donde estábamos moviéndonos.
A 140 km a vuelo de pájaro de Serdeles, variamos el rumbo de sur al este, durante este tramo de 45 kms, las dunas eran superadas sin apenas quedadas por todos los miembros de la expedición, nadie quería apearse, ni siquiera un minuto en la anaranjada arena, ni los “novatillos” que sólo habían hecho algunas dunas en Marruecos o Túnez, ni los “súper-expertillos” que era la cuarta vez que hacían Libia, todos estábamos con “la aguja al rojo” como nos explicaba Lluis en los “wisky brifings” y las ganas de cruzar el Erg en diagonal hasta llegar a nuestro objetivo era la consigna que todos queríamos alcanzar.
A 70 kms de Abwari village, iniciamos el cambio de rumbo primero hacía el SE y luego un Sur directo, superando todos los obstáculos en forma de arena que se iban interponiendo en nuestro camino.
Por fin y tras dos días de emoción, ilusión y sobre todo de increíble pilotaje por dunas y arena, muchísima arena, llegamos a nuestro objetivo con los neumáticos a 0,8 y con la moral por las nubes, habíamos cruzado el Abwari por un track no descrito y sin pisar ninguna rodada que no fueran las nuestras propias. En el lavadero de coches del pueblo nos reencontramos con Rafa, Jordi y parte del equipo libio que ya habían solucionado a la manera africana el problema del embrague, una reparación suficiente para que el Land Cruiser y todo el grupo, pudiera seguir rodando unido.
Hinchamos ruedas, lavamos y engrasamos coches, comemos, celebramos el primer éxito de este viaje y nos dirigimos al Camping para tomar una buena ducha de agua caliente y podernos sacar algunos kilos de arena que se habían unido, de forma no autorizada y de manera abusiva, a nuestros “bronceados” cuerpos.
AHORA A POR EL MURZUQ MAS DIFICIL
Cenamos en el restaurante del campamento, sopa (Jorba), ensalada, cus cus y cordero añejo. En el “wisky brifing” se nos da otra buena y esperada noticia, modificamos la ruta prevista y cruzaremos el Erg Murzuq desde la duna Fornons hasta el mítico Tehi-n-Tilemsin pass, en el extremo Oeste de este gigantesco y temido mar de dunas. El track que haremos, igual que el que acabamos de hacer en el Abwari, es inédito, no se ha descrito y es uno de los recorridos más técnicos, emocionantes y especialmente entretenidos de todos los Ergs del mundo.
El primer problema que superamos es de nuevo el repostaje de nuestros depósitos, esta vez en una gasolinera sita a 30 kms después del control en la carretera que une Sebha y Germa. Con los niveles de combustible al límite de sus posibilidades, iniciamos rumbo sur por una carretera, convertida en pista, nuestro camino al pueblo de Murzuq, cruzamos la puerta del desierto y ya en medio de la arena, comemos.
Estamos en el Erg Murzuq, el grupo está bastante fraccionado y un grupo de 4 coches inicia la travesía, al principio las dunas se mantienen pequeñas y no representan un gran problema, la trazada es fácil y seguir las huellas de los que abren es coser y cantar.
Al cabo de una hora, el grupo de cabeza es alcanzado por un segundo grupo que le ayuda en la siempre complicada misión de abrir el paso. Se hacen los primeros y divertidos 70 kms del Murzuq, siempre hemos viajado con un claro rumbo Sur. Se acampa y en el “wisky brifing” sólo se nos habla de seguridad y concentración máxima. Luego chistes y un comando de “alabarderos” autodenominado “Comando Escorpión” hace acto de presencia en el campamento iniciando hostilidades nocturnas que a todos nos hacen sonreír por la ocurrencia y simpatía de sus ideas, nos lo pasamos de lo más divertido entre el Comando Escorpión y el Subcomando Magdalena (referencia del típico pastelito que se empapa con la leche), chistes, buen humor, amenas tertulias, lo buenos que somos, las ollas que otros se han caído, en fin … noches para recordar, como dice Jacoste lo mejor de estos viajes, las dunas diurnas y las tertulias nocturnas.
Al día siguiente nos dirigimos a rendir homenaje al coche de Fornons, que el año pasado abandonamos en el Murzuq, todos los participantes nos reunimos en torno al viejo Toyota, cuya alma voló al cielo con 35 furgonetas vírgenes, según nos explicó su dueño, quien además nos invitó a celebrarlo con Rosa, su emocionada esposa. Muchas fotos, firmas en la carrocería del coche, encuentro de objetos que habían quedado olvidados el año pasado y un emotivo adiós. La expedición, continuó unos 10 kms rumbo sur, hasta que una pequeña vaguada en medio de una duna nos da paso a lo que iba a ser una de las mayores gestas de Territori 4×4 desde su creación, cruzar el Murzuq más extremo y difícil. Nuestras coordenadas eran 24º 56’ 30” N y 13º 15’ 02” E.
En este punto se inició nuestro increíble track en línea recta y desde que el Murzuq, abierto por primera vez con un vehículo todoterreno hace 15 años, nadie, con tantos 4×4 a la vez, había intentado atravesar en dirección Este-Oeste. Volver atrás no iba a ser posible, las dunas en bajada virgen de más de 100 metros de altura, nos impedirían una vez descendidas volver al punto de partida. Por delante muchos kilómetros con crestas impresionantes, bajadas de infarto y subidas aterradoras. Guiados por nuestros zapadores que abrían como un mini ejercito de guerrillas a través de los gigantescos montículos de arena, siempre con la adrenalina a flor de piel, íbamos desplazándonos lenta pero irreversiblemente entre un mar de dunas atroces, todas vírgenes, sin rodadas en su arena y que sólo un espíritu de aventura extremo y una sangre fría inimaginables eran capaces de permitir ese avance inexorable.
El día llega a su fin, todos estamos bien y sobre todo muy felices, ningún accidente, ni avería, se han respetado todas las normas de seguridad, se ha maximizado la concentración de todos los pilotos y copilotos, nadie se ha despistado ni un instante, ese día todo salió perfecto, impecable y todos estábamos listos para pasar la noche en el corazón del mar de dunas más duro y bello del mundo.
Los comandos Magdalena y Escorpión estaban cansados por el desgaste psíquico de la jornada, lo que permitió una velada tranquila, con algunos chistes y tertulias de los felices, pero agotados participantes, que estaban ansiosos por acostarse y sobre todo, despertar el día siguiente para continuar la odisea.
Amanece en las entrañas del Murzuq, tras desayunar se desmonta con celeridad y de forma puntual, como cada día, el campamento, y a la hora exacta el grupo que abre, inicia la marcha. El recorrido cada vez es más técnico y las crestas son más altas y vertiginosas, tras la comida el grupo de pilotos que va delante, nos comunica por emisora que hay dificultades en pasar, varias ollas y dunas imposibles de subir, bloquean el paso. Tras casi una hora de emocionante espera se nos comunica que se ha roto una cresta y tras una bajada de más de 100 metros de pendiente en casi vertical, existe un paso entre ollas de casi 50 metros, que lleva a uno de los lagos secos que quedan en el Murzuq y nos permitirá seguir nuestra ruta. Han sido momentos intensos, brillantemente solucionados por los coches de cabeza, el resto del grupo en silencio y con una concentración extrema, va superando las altas crestas de dunas y las imponentes bajadas. El día se está acercando a su fin, hoy hemos avanzado unos 80 kms, pero ya estábamos a sólo 60 kms del paso del Tehi-n-Tilemsin.
Acampamos como cada día con la luz del Sol, con gran satisfacción y orgullo por el trabajo realizado por todos los que estábamos allí, entendemos ahora, porque el track que estamos haciendo es inédito y ningún club europeo se había atrevido a realizarlo, ha sido complicado llegar hasta aquí pero gracias a los dioses, personas y coches nos encontrábamos en plena forma, sin ningún accidente y ninguna avería. Cenamos y pasamos una agradable y distendida velada donde Rafa con sus extraordinarios conocimientos y mágicas manos reparaba crónicas y antiguas lesiones musculares a la mayoría de participantes, que alucinados y maravillados hacían cola para someterse a las contracturas, apretones y severos masajes a que los sometía, para ver a los pocos minutos muy mejorada su situación óseo-muscular.
El día siguiente, iniciamos la marcha como de costumbre a la hora exacta, los sesenta kms iniciales iban reduciéndose inexorablemente tras superar algunos pasos complejos por lo estrecho y alto, unas cuantas dunas con gran pendiente y unos lagos secos que nos servían de relajante descanso, hasta que por fin tras tres días de lucha increíble, de subir y bajar dunas como nunca antes habíamos hecho, de superar cordones sin más referencia que la esperanza de encontrar un paso que nos permitiera seguir, el equipo de guías que estaban abriendo alcanzó el límite oeste del Murzuq, se había cruzado el paso del Tilemsin y la hamada que se encontraba en frente nuestro indicaba, que el Murzuq había sido vencido por una de sus partes más difíciles y no con uno o dos coches, sino con 26 coches que de una forma metódica, tranquila, precisa y con la máxima disciplina y concentración alanzaron la satisfacción de haber logrado una gesta que se nos va a hacer difícil olvidar.
Con los grupos muy separados y a una distancia de algunas decenas de kms entre ellos, los participantes fuimos bordeando el Erg rumbo al Norte, dirigiendo nuestro destino al Wadi Mathendush, donde pudimos admirar ancestrales grabados hechos en roca, de animales como elefantes, jirafas o cocodrilos, que aquí vivieron hace menos de 2000 años. Tras la visita y posterior comida, cruzamos un pedregal de varios kilómetros al que siguió un teneré de arena rojiza que parecía un mar brillante por la gran luminosidad que irradiaba a esa hora del día el Sol.
Dos horas después, llegamos al punto de acampada donde montamos las tiendas, cenamos y nos acostamos tras una animada tertulia nocturna.
El día siguiente fue de transición pasando por los inmensos campos de trigo de Berjus hasta el camping de Takarkiba, aprovechando para repostar, hacer compras para reponer las bebidas y parte de la comida y tener un poco de contacto con la población libia, de la que habíamos estado tan alejados durante las últimas fechas. Una buena ducha, así como una cena clásica a base de sopa y pollo en el camping, fueron el preludio de una noche donde por fin y tras muchos días sin hacerlo, pudimos dormir en una cama.
LAGOS Y PERMISOS PARA EL AKAKUS
Por la mañana, antes de que el grupo separara, una buena noticia: tras semanas de negociaciones con las autoridades libias, habíamos conseguido disponer de la acreditación oficial para poder visitar el Akakus. Así que con un doble sentimiento de alegría por poder acceder con permisos al Akakus y mucha pena, por la separación de una parte de los participantes que ya se marchaban a casa, nos dispusimos a viajar por última vez todos juntos en este viaje, visitando la inigualable región de los lagos de los Doudas.
Los lagos, son reminiscencias del húmedo pasado del desierto del Sahara, ahora están secándose rodeados por altas dunas y mares de arena, siendo las palmeras las únicas acompañantes de su agónico adiós.
Hacemos las típicas grandes bajadas que rodean el lago Gaboroun, muchas fotos y por fin el momento triste del adiós, todos sabemos que no es un adiós para siempre sino un hasta pronto; abrazos, besos sentidos y sinceros, emociones , recuerdos de unos días que nadie va a olvidar, eso es lo que tiene el desierto, hace amigos para toda la vida.
Los participantes que ya regresaban a España, siguiendo la tónica del viaje, hicieron un recorrido inédito hasta el palmeral de Brack, pasando por varios lagos y unos parajes desérticos increíbles, sin olvidarnos de alguna que otra bajadita, que nos hacían recordar esos otros colosales descensos que hacía pocas jornadas habíamos hecho en el Murzuq. De allí a la frontera con Túnez, Hammamet y de vuelta a casa con un recuerdo entusiasta e inolvidable de su viaje a Libia 2008.
El grupo que se quedó unos días más, tampoco desaprovechó la oportunidad y desde los lagos al este del Abwari hicieron un directo por arena y dunas hasta el pueblo del Abwari, completando el recorrido del Erg con un track inédito, entretenido y sobre todo muy divertido.
Por carretera se llegó a Al Waynat, desde donde se hizo un muy completo Akakus de dos días, visitando numerosos sitios con pinturas rupestres, reflejo de la vida practicada por los habitantes del Sahara hace miles de años y admirando la colosal e inigualable belleza de los parajes de este impresionante altiplano, formado por el contraste y variedad de unas formaciones montañosas y rocosas, ajadas por la erosión de los tiempos que sorprenden y maravillan a todo humano que lo visita.
Tras el Akakus, fuimos por tenerés al Erg Tiserine y el Magidet, otro bello y recóndito lugar de Libia, justo en la frontera con Argelia y que es una hermosa prolongación que es ese Patrimonio de la Humanidad, llamado Tassili N’Ajjer.
Dormimos en lo más alto del paraje, envueltos por aves, dinosaurios, osos y un sin fin de figuras pétreas que alumbradas por las bengalas de Paco de Málaga, nos hizo pensar a todos los presentes que lejos de la Tierra estábamos en las entrañas del Infierno, por la espectacularidad del colorido y las formas que se dibujaban en ese espacio oscuro fruto de una noche sin luna. Fue un colofón inigualable de un viaje difícilmente superable, 41 personas disfrutamos en uno de los parajes más hostiles del Planeta y en la que gracias al esfuerzo y sobre todo voluntad de todos logramos vencer al Murzuq y al Abwari cruzándolos por donde hasta hoy ningún club 4×4 lo había hecho antes.
El regreso a casa lo hicimos por Leptis Magna, antigua ciudad romana declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad y donde unos policías, una vez pagada el billete de admisión, nos obligaron a coger y pagar un guía local que además no hablaba español, esto nos disgustó a todos, no por el dinero que costaba, 30 euros, sino por la obligatoriedad de hacer algo que no queríamos y que sólo se aplicaba con los turistas que nos acercábamos a esas ruinas. Esta visita quedó deslucida y con un sabor agri-dulce. Trípoli, donde recorrimos su medina y comimos en un magnífico restaurante de la playa una soberbia cena de pescado fresco. Sabhrata, antigua ciudad romana, también declarada por la UNESCO Patrimonio Mundial, con un bien conservado teatro al lado del mar Mediterráneo.
De regreso por Túnez, cena delante del anfiteatro del Jem, noche en Hotel de lujo en Hammamet, puerto de Túnez, Ferry y a casa….
Jordi Tobeña